¿Imagen perfecta las 24 horas del día, 365 días al año? Es posible, gracias a la micropigmentación o maquillaje permanente. La implantación de pigmentos a nivel epidérmico permite corregir, modificar, embellecer y equilibrar de forma semipermanente determinados rasgos faciales.
Son muchas y diversas las razones para recurrir a un tratamiento de micropigmentación, dado que esta técnica no se utiliza sólo para corregir imperfecciones, sino también para destacar los aspectos físicos que más nos identifican y nos hacen estar y sentir bien. En definitiva, vernos perfectos y sentirnos seguros.
Con esta técnica se consigue comodidad, no hay que maquillarse diariamente y puedes salir impecable todas las mañanas con la garantía añadida de que estarás así durante todo el día, tengas programada la actividad que sea (trabajo, playa, piscina, gimnasio, compras…).
La micropigmentación ofrece resultados desde el primer día. El mantenimiento se puede realizar cada 2 o 3 años, lo que supone un importante ahorro tanto de tiempo como de dinero.
La técnica es sencilla. El primer paso es acudir al centro de estética para efectuar un estudio morfológico del rostro y una prueba de diseño. Una semana antes de iniciar el tratamiento se practica una prueba alérgica completamente indolora para asegurar que el día de la micropigmentación no se producirá reacción alérgica.
El día del tratamiento se prueba de nuevo el diseño con el pigmento del color elegido para que el cliente pueda observar y opinar sobre el mismo. Cuando se alcanzan los resultados óptimos, se procede a fijar la pigmentación. El pigmento se estabiliza pasados treinta o cuarenta días, momento en el que habrá que pedir una nueva cita para valorar la posibilidad de realizar un retoque en función de la intensidad del color y de la homogeneidad conseguida en la zona tratada.